Dulce señora mía,
norte de mi afligido pensamiento,
luz de mi fantasía.
principio, medio y fin de mi tormento,
pues es tuya mi vida,
no seas con desdenes su homicida.
norte de mi afligido pensamiento,
luz de mi fantasía.
principio, medio y fin de mi tormento,
pues es tuya mi vida,
no seas con desdenes su homicida.
Francisco de Quevedo
Ángel
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