María recibió
una epístola que decía en sustancia: "Quiero
que vengas a mí"; y después de una noche de
desvelo, zozobra, llanto y remordimiento, la
niña ponía en la maceta la contestación terrible:
"Iré cuándo y cómo quieras."
Emilia Pardo Bazán.
ilustración de www.angelyague.com.es
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